“Siempre quiero que le vaya bien a Vélez”
Por Jonathan Gutiérrez y Emiliano Aguiló
Rodolfo
“el Gringo” Cingolani, quien actualmente se desempeña en
TyC Sports en el programa “Presión Alta”, en Radio Pop en el programa “Despierta
Corazón” y en Radio 10, nos contó sobre sus inicios en la profesión, su paso
por Vélez en el rol de relator de fútbol y también algunas anécdotas que vivió durante su carrera como narrador radial, entre otros temas.
- ¿Cómo fueron tus
comienzos en el periodismo y tu llegada a Vélez?
- Yo estudie en el ISI, que hoy ya no existe. Como me habían dado media beca ingresé ahí y como me conocían varios profesores
tuve la oportunidad de trabajar en Radio Buenos Aires en una transmisión de
boxeo que era muy escuchada los sábados cerca de la medianoche. Empecé a conocer gente y mi primer trabajo con mayor continuidad lo tuve
en El Ascenso por 3, encabezado por Daniel Casioli, Osvaldo Guerra y Atilio
Costa Febre. Me sumé al fútbol de ascenso por medio de Radio Colonia y cuando
pasaron dos o tres años Costa Febre comenzó a hacer la campaña de River. Entonces me
dieron la posibilidad a mí para relatar. Ahí fue cuando me escucharon desde
Vélez y la comisión encabezada por Horacio Irañeta, que era el productor y
vicepresidente en la época más importante del club, me dio la
oportunidad de relatar la campaña de Vélez junto a Osvaldo Rao.
- ¿Qué
diferencia hay entre relatar una campaña en la que tus compañeros son siempre
los mismos y relatar con comentaristas distintos cada fin de semana?
- Se genera una empatía muy grande cuando permanecés con el mismo comentarista. De pronto ya conocés todo el pensamiento futbolístico que tiene tu compañero y con solo mirarlo te das cuenta cuando quiere intervenir, cuando quiere hacer silencio, cuando está bien predispuesto a meter una opinión o cuando prefiere que el desarrollo de la transmisión la lleve solo el relator. Me ha tocado la suerte de trabajar con grandes comentaristas, pero el hecho de cambiar permanentemente no me parece demasiado positivo. La ventaja de las campañas partidarias es que siempre estás trabajando con la misma gente, entonces saben tus tiempos, cuando se tiene que meter y cuando no. Se entiende que los últimos diez minutos de un partido que esta apretado y tiene un resultado abierto son puramente del relator y del comentarista.
- ¿Soñabas desde pibe con ser relator?
- No, yo quería ser periodista. Desde chico me
gustaba expresarme y sobre todo comunicar. Me sentía un bicho raro porque en el
colegio secundario a mí me interesaba todo lo que tenía que ver con las
noticias, con los programas periodísticos, leía bastante y consumía mucha
radio. Siempre pensé que iba a ser mi futuro a pesar de lo difícil que es la
carrera. Sabía que iba a hacer todo lo posible para cumplir mi sueño. Lo de
relator se dio de manera circunstancial porque apareció la oportunidad en El Ascenso por 3. Hacía conexiones y alguna vez el partido de la
transmisión central terminó antes, quedaban algunos minutos de mi partido y
tuve la posibilidad de relatarlo. O mismo si por condiciones climáticas se
suspendían los partidos, menos el que justo me tocaba a mí. La
suerte juega un papel preponderante. Todo esto permitió que a los que
tenían la responsabilidad me dieran continuidad para que yo pudiera hacer un
trabajo digno ya que no es fácil. Con el transcurrir del tiempo y de los
partidos pudo salir algo decoroso.
- ¿A quién
mirabas o escuchabas para enriquecer tu relato?
- A todos, pero mi gran referente es Víctor Hugo
Morales y una de las satisfacciones que tengo en esta carrera periodística, o la
más importante, es tener una relación con él, haber trabajado en C5N
compartiendo programa y gozando de su amistad. Para mi gusto es el mejor relator
que escuche en mi vida. El segundo viene lejos. Siempre fui muy curioso y
siempre pensé que tenía que tener un estilo propio tomando cosas de los demás
para después hacerle una adaptación, no copiar y pegar.
- ¿Recordás
ese primer relato de la campaña de Vélez que te haya tocado?
- El primer relato fue casi de prueba porque me
llamaron de urgencia ya que el relator de la campaña de Vélez iba a ser Paulo Vilouta, pero como le salió otro trabajo decidió no agarrar. Por
eso me llamaron y en un amistoso me tomaron una prueba. Gustó. Fue el
campeonato de Vélez 1992, con Ruggeri y Gareca y la base que después agarró
Bianchi. En una de las
transmisiones teníamos la primicia de que Carlos Bianchi iba a ser el
entrenador de Vélez y Carlos Ischia el ayudante de campo. Todos sabíamos el
emblema como jugador que era Bianchi y más para Vélez, pero en esa transmisión
comentábamos lo que podría ocurrir. Teníamos mucha idea de la figura de Carlos jugador, pero fuimos
críticos y con mucha contundencia, salvo Rao. Tanto Marcelo Palacios como yo no podíamos creer que Vélez hubiera contratado a dos técnicos de "escuelita de fútbol". Así lo llamamos. Uno la tenía en Francia y el otro en Morón con lo que
significa el conurbano. Nos montamos a todo eso y el Virrey nos tapó la boca, por suerte.
- Previo a la
entrevista, repasábamos algunas cintas de aquella época que relataste en Vélez,
y tenés algunos latiguillos como “El goleador de los noventa”, por el Turco
Asad. ¿Hay algún otro de esa época de Vélez que sea de tu autoría?
- Recuerdo el “Pico y pala, Walter” por Walter Pico;
“Chilavélez” era mío también, por José Luis Chilavert, referenciando a su
apellido con el nombre de la institución. Realmente no recuerdo muchos, no era
mi fuerte, y tampoco era mi intención. Yo no soy de aquellos relatores que de
pronto se golpean el pecho porque le pusieron el apodo a un futbolista. Nunca
me interesó el tema, no hago critica ni mucho menos, debe estar bueno, pero mi
relato no pasaba por ahí.
- ¿La televisión o la radio?
- Yo creo que el mejor tiempo de la radio en cuanto a
transmisiones futbolísticas ya pasó, pero hay un montón de cosas que confluyen
en esta definición, o por lo menos en esto que siento yo. Hoy el fútbol se ve
por televisión, es muy poco el fútbol que se escucha por radio, porque las
nuevas generaciones prácticamente no lo entienden, esto de estar contando algo
que de pronto el oyente no está viendo. Parece raro, pero es mi opinión. Hoy te
muestran infinidad de partidos y antes no se podía, y es una diferencia muy
notoria. Un día estábamos en la costa de vacaciones y había un partido
amistoso, y mi hijo lo quería ver, le dije que no podíamos verlo porque no
habíamos pagado el codificado. Eran pocos días y no se pagó el abono, y le dije que lo
escucharíamos por la radio. Él, que tiene 19 años, me dijo que por la radio no,
que lo iba a seguir por Twitter. Para mí sinceramente fue un puñal al corazón, yo
que soy un tipo de radio, el 90 por ciento de mi carrera periodística está ligada a la
radio, me mató. Pero lo debo entender, en estos tiempos, que todo se ve, la
radio perdió por nocaut.
- ¿Qué sentís cuando volvés al José Amalfitani a trabajar para cualquier medio? ¿Algo especial?
- Sí, claro. No soy hincha de Vélez, o por lo menos de
chico no lo era. De todos modos, debo confesar que soy hincha de un equipo,
pero tengo cero pasión, la perdí totalmente, me da absolutamente lo mismo que
gane o pierda otro equipo. Pero, cuando voy a la cancha de Vélez, siempre
quiero gane, lo tengo atado a la nostalgia, porque ahí pasé grandísimos
momentos, era muy jovencito y tenía todos los sueños por cumplir. Por suerte
la mayoría se han concretado. Siempre quiero que la vaya bien a Vélez, es una
emoción cada vez que voy, y no es por querer quedar bien, no me interesa,
porque si tengo que hacerle una crítica, la hago. Yo soy del interior del país, de 25 de Mayo, una ciudad del
interior de la Provincia de Buenos Aires, es muy difícil ser hincha de Vélez
siendo del interior del país. Generalmente, si sos del interior del país, sos
hincha de un equipo grande. Y si yo fuera de Capital Federal o el Gran Buenos
Aires, sin dudas sería hincha de Vélez, porque me gusta todo.
- ¿Se te hizo
sencillo el proceso de adaptación en el pase de la radio a la televisión?
- Sí, verdaderamente. Prácticamente no me costó, lo tomé
con mucha naturalidad, sentí que el hecho de tener una base en la radio de
muchos años me daba una gran ventaja. Yo sabía que sin palabras no me iba a
quedar, que iba a poder resolver algunas circunstancias que se podían
presentar. Lo único que me preocupó de la tele era cuando en su momento tenía
pensamientos de que la gente me estaba mirando, que si me tocaba la oreja
estaba mal, que si me tocaba la nariz lo mismo, qué hacer con las manos, alguna
de esas cuestiones... Por suerte en unos meses se fueron esas mañas, ya miraba a
la cámara de forma muy natural, te movés con soltura. Para mí, difícil es la
radio, la televisión no. Lo que sí tiene la tele es la exposición mediática, te
conocen más. La explosión mediática es rápida... Un mes de
televisión equivale a diez años de radio.
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