Vélez, campéon intercontinental: 30 años
Florencia Leyes
El 1 de diciembre de 1994, Vélez
Sarsfield se coronó campeón de la Copa Intercontinental al vencer al poderoso
AC Milan por 2-0 en el Estadio Nacional de Tokio, Japón.
Cierro los ojos y me imagino el corazón de cada hincha, como habrá estado en esos instantes previos. Nervios, ansiedad, felicidad, emoción y quizás algún que otro sentimiento más. El pueblo fortinero madrugó para vivir, a kilómetros, esta final tan soñada.
Las familias prepararon el mate, las facturas y se reunieron alrededor del televisor con su cábala más preciada. Muy de nuestra cultura. El reloj marcaba las 7 de la mañana cuando los héroes de Liniers, que venían de destronar al San Pablo de Telé Santana en América, salieron a la cancha: Chilavert, Almandoz, Trotta, Sotomayor y Cardozo; Basualdo, Gómez, Bassedas y Pompei; Asad y Flores.
El equipo argentino, dirigido por Carlos Bianchi, demostró su habilidad y determinación frente a un rival que contaba con diversas estrellas y que había llegado a la final después de golear por 4-0 al FC Barcelona en la Copa de Europa.
El primer tiempo fue bastante parejo y con pocos momentos destacados. Sin embargo, en el segundo, Vélez tomó el control del partido. ¿Quién diría que una salida desde el arco terminaría en penal? Así fue, Chilavert le dio un pase largo cruzado de 70 metros al Pepe Basualdo, que corrió en velocidad por el sector derecho, la frenó y colocó un centro para Flores. Costacurta en el área lo agarró y lo derribó. En el relato televisivo del Bambino Pons y Fernando Niembro se escuchó: “¡Lo está agarrando, es penal!”. Y sí, el árbitro, más que decidido, pitó el penal. Todos sus compañeros fueron encima del “Turu” para compartir la alegría inmensa de estar a un paso de ponerse en ventaja. Roberto Trotta, con un universo de emociones, imagino, pero demostrando profesionalismo, caminó hacia el punto acompañado por miles de hinchas. El capitán anotó el primer gol y con un grito de desahogo todos los corazones con la V azulada estallaron de felicidad, en Tokio, en Argentina y en cada rincón del mundo.
“Chila” defendió su arco de manera perfecta como tenía acostumbrados a todos. Siete minutos después, Omar "El Turco" Asad se anticipó al arquero Rossi y selló la victoria con un golazo inolvidable de media vuelta.
El estadio explotó de alegría, y los jugadores de Vélez celebraron su histórico triunfo. Y como dice la hinchada: “Fuimos a Tokio, trajimos la Copa”, por supuesto, ser campeón del mundo no es para cualquiera, y esto quedará para la eternidad.
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